El desarrollo social
4.1.- El desarrollo moral
La adquisición de autonomía ética consiste en pasar de la obediencia ciega a las normas a la posibilidad de poder cuestionarlas y llegar a un juicio moral propio. Llega un momento en que evitar el castigo y ser recompensado no es suficiente para obedecer una norma. Los niño/as crecen y van a pasar por etapas sucesivas que les van a llevar hacia la autonomía. De la evitación del castigo surge otra fase en la que la norma se obedecerá para conseguir la aprobación social, y más adelante podrá pensarse en el bien de la comunidad y ver si las normas (o leyes) efectivamente lo promueven.
Durante la adolescencia surge el interés por cuestiones sociales y políticas. Los adolescentes suelen respetar a las minorías y mostrarse tolerantes.
4.2.- Conducta pro y antisocial
Como consecuencia de estos cambios en la propia moralidad y los compromisos que se van adquiriendo de cara la formación de la identidad, la adolescencia trae consigo el aumento de dos tipos aparentemente contradictorios de consultas: las prosociales y las antisociales. Aumenta la actividad delictiva y sin embargo también se implican en actividades de ayuda, sobre todo en aquellas que les hacen sentirse capaces y útiles.
4.3 .- Relaciones familiares y búsqueda de autonomía
Afortunadamente, la imagen de conflictividad familiar con la llegada de la adolescencia está siendo sustituida en nuestros días por otra más normalizada y realista en la que si bien se producen muchos cambios en la relación entre hijo/as y padres/madres, estos cambios pueden darse de forma no conflictiva en cualquier modelo de familia actual.
Cuando se producen enfrentamientos, suelen estar relacionados con tareas domésticas u obligaciones cotidianas, como la hora de volver a casa o por dónde y con quién salir. El núcleo del conflicto se sitúa en la percepción del adolescente de que estos asuntos no pueden ser decididos ni negociados con otras personas, mientras que los padres/madres todavía se consideran con derecho a establecer reglas al respecto. En el caso de que los padres/madres pretendan aumentar las restricciones como forma de demostrar al hijo/a que todavía participan en sus decisiones, el conflicto está servido. Por otro lado, la relación de “colegas” entre padres/madres e hijo/as tampoco favorece la relación.
La flexibilidad y el diálogo, que los chicos entiendan que efectivamente va a llegar el momento en que tomen las decisiones por su cuenta pero que la total autonomía se consigue de manera progresiva y requiere un acompañamiento desde el cuidado y el afecto puede relajar muchas tensiones y favorecer el acercamiento durante estos años.
Los hijo/as van a sentirse controlados si se les pregunta por sus amistades y abandonados si no se muestra ningún interés, la clave está en mostrar una actitud respetuosa con sus elecciones y mantener una situación firme pero calmada ante situaciones que valoremos inadecuadas. La experimentación no está libre de riesgos pero es imprescindible para el desarrollo, y que puedan contar con la cuidadosa supervisión y la opinión de los adultos es un lujo, pero solamente si no la perciben como invasiva.
Numerosos estudios demuestran que el hecho de que los padres/madres tengan estilos autoritarios y expectativas negativas sobre la adolescencia puede incrementar la conflictividad familiar. Al igual, también hay estudios que demuestran que adolescentes demasiados consentidos aumentan su agresividad y eso no les ayuda a alcanzar la madurez.
4.4.- El grupo de iguales.
Como consecuencia del proceso de búsqueda de autonomía, los adolescentes van a pasar más tiempo en contextos de relación ajenos al grupo familiar. Las relaciones con el grupo de iguales van a convertirse, en esta época, en el referente más importante ya que va a proporcionar estabilidad y seguridad al adolescente desde la necesidad de compartir experiencias.
Las amistades se consolidan y se vuelven profundas, las chicas van a generar relaciones exclusivas con otras amigas mientras que los chicos gestionarán sus relaciones en grupo. Evidentemente, siempre encontraremos estilos tanto masculinos como femeninos en hombres y en mujeres, sin que suponga ninguna alteración.
Ahora que los vínculos familiares se flexibilizan y se distancian, el grupo de iguales va a convertirse en el contexto de socialización más importante. Los amigos de la infancia, que dependían del contacto para mantenerse (jugar en el mismo parque, ir a la misma clase) van a estabilizarse y la relación se independiza del contexto: los amigo/as ya no se encuentran sino que empiezan a buscarse activamente. El cambio de casa o de colegio ya no significa el fin de la relación.
Con los amigo/as ya no solo se realizan actividades sino que además se comparten sentimientos, expectativas de futuro y preocupaciones. En ellos, el/la adolescente busca apoyo y reciprocidad.
4.4.1- Procesos de conformismo e influencia.
El apoyo que brinda el grupo va a ayudar al adolescente a afrontar diversas situaciones conflictivas, como los fracasos escolares, los desamores y los conflictos con los padres/madres. También va a convertirse en una fuente importantísima de información y ayuda para resolver problemas cotidianos referidos a la escuela, la sexualidad, etc. En general, tener amigo/as durante la adolescencia es un indicador de que se poseen habilidades sociales y favorece una alta autoestima. Aún así, la influencia de los iguales es considerada por muchas familias como un factor de riesgo que puede llevar a sus hijo/as hacia la delincuencia, la desobediencia y el consumo de drogas.
Es cierto que al distanciamiento de la familia deja al adolescente frente un vacío afectivo que puede aumentar la facilidad a la identificación no crítica con el grupo de iguales, pero también de estos acabará distanciándose para adquirir una identidad propia.
Raras veces se percibe, sin embargo, la presión positiva que los iguales ejercen, facilitando que todos los miembros del grupo realicen actividades deportivas y culturales, grupos de estudio y se impliquen en asociaciones y voluntariado.
En principio, siempre que las relaciones familiares sean malas o claramente insatisfactorias, el grupo de iguales ganará capacidad de influencia sobre el adolescente.
4.5.- El ocio y el tiempo libre
Empiezan a identificarse con sus ídolos y esto se traduce en imitación de formas de vestir (modas) colección de fotos y pósters, escucha intensa y repetida de sus canciones favoritas... En su tiempo libre escriben diarios, hacen deporte, leen y ven la televisión. Pueden pasarse mucho tiempo jugando a videojuegos.
Para favorecer hábitos de ocio saludables y enriquecedores, pueden incorporarse a los servicios de juventud de la zona, donde disponen de asociaciones dedicadas al deporte, las salidas a la naturaleza y las actividades culturales.
El baile y las actividades nocturnas empiezan a llamarles la atención y constituye una manera de acercarse a las personas que les atraen. Las discotecas pronto empiezan a convertirse en lugares deseados. Es importante que asistan en el horario adecuado para su edad y que no se conviertan en el único lugar de encuentro. Más adelante allí encontrarán alcohol, tabaco y probablemente otras sustancias, así que es importante hablar claramente con ellos pero sin exagerar, pues pronto conocerán el ejemplo de muchas personas y podrán echar abajo nuestras generalizaciones. Una postura clara pero honesta suele ser la más recomendable frente a los riesgos del consumo de drogas. Para acompañarla de ejemplos positivos, deberemos mostrar moderación si se consume tabaco o bebidas alcohólicas en el entorno familiar.
Otro fenómeno que cambia es la configuración de los grupos o pandillas, a las que se incorporan tanto chicos como chicas. Si bien hasta ahora las amistades eran exclusivamente del mismo sexo, ahora las pandillas se convierten en mixtas y los adolescentes aprenden a relacionarse con la otra mitad de la población, aunque la relación es todavía torpe y existe poco entendimiento. La cohesión de la pandilla se diluye y esta empieza a abrirse a nuevos miembros, y a la formación de parejitas en su interior.
4.6.- El inicio de la búsqueda de pareja
Los primeros enamoramientos suelen tratarse de amores ideales, desconocidos a los que se atribuyen cualidades maravillosas y poco realistas.
A partir de la percepción de su propio desarrollo, aumentará tremendamente la curiosidad erótica pero al estar acompañada de un gran pudor y timidez hacia las personas por las que se sienten atraídos, las primeras citas tardan en producirse, y suelen empezar no en el ámbito privado sino dentro del contexto de la pandilla. Los primeros contactos (besos, caricias, andar cogidos de la mano...) pueden empezar a producirse a esta edad. El miedo al rechazo empieza a manifestarse y pueden sufrir tremendamente por un desengaño amoroso.
4.7.- El contexto educativo
En el contexto educativo, los adolescentes pasan de acabar la educación primaria (11-12) a empezar la secundaria (13-14). De ser los mayores en el colegio a ser los pequeños, y este cambio puede afectar a la autoestima y la sensación de competencia. Mientras en el colegio se movían con soltura y eran considerados "expertos" por alumnos más pequeños, ahora adquieren un nuevo rol de "novatos" al lado de chicos/as mucho más mayores, y no cuentan con compañeros ni profesores conocidos mientras se enfrentan con una competitividad mayor y una enorme exigencia y disciplina.
Se interesan por tantas cosas nuevas que el interés por el estudio en general decrece. Los profesores ya no son acompañantes del proceso educativo sino partes (asignaturas), fragmentada cada una con sus propias reglas, en ocasiones contradictorias (un profesor puede estimular la creatividad y otro penalizarla) y eso les desconcierta.
Por otra parte, en la educación secundaria se les va a exigir que utilicen muchas de las capacidades que están todavía adquiriendo, pero el pensamiento deductivo tarda tiempo en consolidarse.
Los hábitos de estudio han de reforzarse diariamente, reservando un horario y un lugar específico. Si dialogamos con ellos sobre los textos que leen (ya sean recomendaciones escolares o elegidos por ellos mismos) les capacitaremos para un aprendizaje comprensivo y no sólo "de memoria", lo cual aumentará tanto su rendimiento académico como el placer por la lectura.