
Respeto
Definición
Desde la aceptación de la propia realidad, tener una actitud abierta y tolerante hacia las opiniones, creencias y formas de expresión de otros con el objetivo de lograr la convivencia en armonía.
El respeto es el reconocimiento de que alguien tiene un valor que debe ser admirado y querido, es el reconocimiento, por tanto, a lo distinto, a la dignidad de la persona del otro.
Consiste en que una persona o colectivo reconozca, tenga consideración, cuidado y aprecio por las cualidades de algo propio o ajeno, que puede ser otra persona, principalmente, pero también, de algún modo, la naturaleza, las leyes, una cultura o país distinto…
Respetarse a sí mismo y respetar a los demás
Respetarse a uno mismo significa aceptar la propia dignidad, identidad, y es entonces, (como individuo distinto) desde la propia aceptación y estima, como se puede aceptar a otra persona, la existencia del otro. Es ver en el otro (o la otra) a “otro/a como yo” (y en consecuencia, tratarle como deseamos que nos traten a nosotros). El respeto hacia la propia persona es el componente más importante de la autoestima.
Para ejercer el respeto hay que mostrarlo hacia los demás y también conseguir que se muestre hacia nosotros. Cuando aceptamos ofensas, violencias y humillaciones, estamos dejando de mostrar respeto hacia la propia dignidad. También nos debemos respeto a nosotros mismos, en cuanto personas.
Respeto y tolerancia
Otras habilidades y valores relacionados con el respeto y necesarias para su ejercicio son la tolerancia, la actitud abierta, la escucha, la generosidad o la lealtad.
Tolerancia significa el grado de aceptación de lo distinto que podemos llegar a tener o admitir.
La tolerancia se encuentra en estrecha relación con el poder. A mayor cantidad de poder es necesaria más responsabilidad; por lo tanto se debe ejercer de forma más activa la tolerancia, puesto que la capacidad de fragilizar y abusar de las relaciones es mayor. Esa responsabilidad sólo es posible desde el sentimiento de respeto y las acciones a las que este sentimiento nos lleva: abrirnos al otro, escuchar, mostrarnos generosos y leales con nosotros mismos y con los demás.
Respetar para convivir
El respeto se basa en la dignidad y en el reconocimiento de la igual dignidad de todas las personas, que debe ser la base de nuestras relaciones: Tratar a cada persona como un bien en sí mismo, no como medio para conseguir algo.
Supone aceptar que los demás son tan importantes como yo, por lo tanto no puedo utilizarlos como medios: es saber poner a la dignidad del otro como límite a mi deseo.
El respeto es una base muy importante alrededor de la cual se organiza la vida en comunidad. La pluralidad consiste en la coexistencia de diferentes posturas e ideas sobre la vida o sobre algún tema concreto. Sin respeto –sin el reconocimiento del valor que es la otra persona- no puede darse la confianza suficiente para la paz y la vida en sociedad.
Entender la diversidad como riqueza
La diversidad humana es un hecho, existe como tal, y debe ser respetada. Además, es la diversidad la que nos permite aprender de otros y nos aporta nuevas experiencias e ideas.
La pluralidad es una característica humana. Oponerse a ella es esforzarse en vano, puesto que no puede dejar de existir diversidad entre las personas, que son seres libres y responsables. Para reforzar la idea de diversidad tenemos que dar valor a las distintas formas legítimas de ser persona y de vivir como tal.
Evidenciar nuestras diferencias
Las personas somos diferentes, lo que genera que las posibilidades resulten prácticamente infinitas, siendo este hecho de diversidad un gran valor ya que nos reconoce como únicos. Por ello, merece la pena hacer explícitas estas diferencias, pues es precisamente porque somos distintos y complementarios por lo que nos buscamos para convivir y obtenemos satisfacción y realización en la interacción con los demás. Si no existieran diferencias tampoco podría existir, entre otras cosas, la curiosidad, la admiración, la atracción y todas las emociones que pueden sentirse al entrar en contacto con otra persona.
La diversidad es por tanto una oportunidad para el autoconocimiento y un reto constante a la hora de establecer relaciones a lo largo de toda la vida. Una actitud comprensiva, consistente en intentar comprender antes de juzgar al otro, es fundamental para interiorizar este valor del respeto, que nos acerca a los demás y permite la convivencia en relación.
El respeto implica un interés no egoísta por el otro. Un verdadero interés por lo distinto de alguien que es “otro como yo”. Es una obligación aceptada y abierta a la relación.
Para el filósofo Immanuel Kant, el respeto significa responsabilidad hacia uno mismo y esto a la vez significa ser libre. No existe libertad sin respeto ni respeto sin libertad.
Para Kant, los seres humanos deben ser respetados porque son un fin en si mismos. Tratarlos como medios para conseguir otros intereses atentaría contra su dignidad de personas y sería por tanto una grave falta al respeto y a la verdad (se trataría a una persona -alguien- como si fuese una cosa -algo-). Simplemente por el hecho de ser personas, tenemos ese gran valor intrínseco y absoluto.
Humberto Maturana piensa que la aceptación y el respeto hacia los otros se desarrollan desde la infancia y sólo puede partir desde el respeto hacia uno mismo. El respeto hacia el otro nos abre la puerta al mundo de la convivencia y el respeto a uno mismo nos guía hacia la responsabilidad y la madurez de la vida adulta.
Indicadores de la competencia
Una persona respetuosa es probable que...
- Identifique en su persona rasgos peculiares de diversidad.
- Se valore a sí mismo, se tenga estima.
- Muestre rechazo ante las distintas formas de discriminación y vulneración de los derechos humanos.
- Exprese asertivamente sus opiniones y deseos, sin imponerlos a los demás
- Escuche las opiniones de los demás, aunque no las comparta
- No se mueva hacia el conflicto ante una opinión contraria a la suya
- Se integre en grupos sociales en la escuela, el barrio, etc.
- Exprese rechazo cuando no se muestra cuidado hacia la naturaleza
- Manifieste sentido de la identidad y de pertenencia a una comunidad
- Trate de conocerse a sí mismo y de conocer a las personas con las que se encuentra
- Piense que todo ser humano es digno de aceptación en cuanto persona
- Exprese conductas coherentes con sus pensamientos y opiniones
- Participe con la familia, los compañeros o profesores en actividades prosociales o que impliquen el cuidado de otras personas y de la naturaleza
- Cumpla su palabra y compromisos
- Sea cortés
Factores que dificultan el aprendizaje de la competencia
• Para respetar tenemos que adoptar una actitud activa, no se puede respetar sin hacer por el otro proactivamente, respetar no puede consistir en no mostrar actitudes negativas, sino en poner de nuestra parte por los demás.
• Respeto no significa sólo cortesía, buenas maneras o amabilidad. Ser amable y mostrar disposición a ayudar es importante, pero el respeto, más allá de las formas, se basa en los principios. Debe ser un valor interiorizado y vivido como propio, y no solo un comportamiento convencional que se pone en práctica para evitar el conflicto.
• Así como la cortesía puede obligarse, el respeto no puede ser impuesto sin más, pues significa entender y aceptar “desde dentro” de uno mismo la dignidad y por tanto la peculiaridad de cada persona. Habituando a los niños a conductas respetuosas y acompañando este ejemplo con explicaciones claras, podemos, eso sí, favorecer una actitud de este tipo. El respeto tampoco puede darse desde la concesión negociada ni desde la indiferencia. Para respetar al otro es necesario conocerlo en su dignidad de persona, tratar de entenderlo.
• Respetar, asimismo, tampoco es asumir valores, criterios, acciones o creencias que no nos corresponden. El conocimiento de la propia identidad, la conciencia de uno mismo se alcanza en la relación con los demás. En lo que nos distingue del otro encontramos y descubrimos nuestra propia identidad. Pero eso no significa dar por bueno sin más todo lo que los demás hagan o piensen. El respeto exige, precisamente, sopesar dichas acciones o criterios, y si es preciso expresar asertivamente nuestras objeciones o reparos.
Frases
“La bondad es el principio del tacto, y el respeto por los otros es la primera condición para saber vivir”. Henry F. Amiel
“Nada resulta más atractivo en un hombre que su cortesía, su paciencia y su tolerancia”. Marco Tulio Cicerón
“El carácter y el valor se construyen respetando la iniciativa y la independencia de los hombres”. Abraham Lincoln
“La amistad sólo podía tener lugar a través del desarrollo del respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad”. Dalai Lama