¿Cómo es la sociedad de hoy en día?
Cambio de sociedad / nuevos retos
Es en esta y no en otra en la sociedad en la que nos ha tocado ejercer la labor de padres/madres. Y no somos familia al margen de lo que pasa fuera.
Los hijo/as no crecen ajenos a los cambios sociales. El entorno y la sociedad en general influyen en el desarrollo del individuo y de la familia.

Los cambios de la sociedad actual son rápidos y profundos. La cultura actual exige al individuo más que nunca la capacidad del poder de cambio y de adaptación a nuevas circunstancias que se transforman vertiginosamente. Sin embargo, los sujetos no están preparados para adaptarse a estos cambios desde los diferentes niveles: biológico, psicológico y social.
La forma en la que se suceden los avances científicos y tecnológicos es vertiginosa. Es mucho más rápido que el tiempo que el hombre necesita para interiorizarla y adaptarse. Las nuevas exigencias fruto de estas transformaciones se van imponiendo y el sujeto se encuentra desprovisto de recursos.
La familia necesita un marco de referencia para guiar, orientar y educar a sus hijo/as. La inestabilidad e incertidumbre que genera este mundo cambiante fomenta inseguridad y miedo. Los padres/madres se encuentran confundidos, las opiniones, las actitudes, en definitiva, la educación recibida no le sirve del todo para educar a la generación actual.
Los padres y madres se encuentran inmersos en un medio de contrastes ante los cuales se sienten a veces sobrepasados y se preguntan cómo responder a las demandas de sus hijos/as que en ocasiones, son diferentes a sus propias experiencias y vivencias.
Esta situación, pese a que la mayoría de las personas la interpretan como algo positivo, en ocasiones nos lleva a una insatisfacción continua que genera niveles de estrés y ansiedad. Esto es fuente de deterioro en nuestra calidad de vida. Enfrentarnos a muchas decisiones nos termina pasando factura provocando agobio y agotamiento.
Por otro lado, la vida nos pasa por delante mientras nosotros estamos detenidos eligiendo entre la cantidad de opciones que tenemos. Y nos quedamos sin tiempo para lo que realmente es importante, porque al final es lo que nos hace feliz, y es estar con los otros. Es la relación con los demás lo que nos permite aprender, crecer, desarrollarnos y en definitiva ser felices.
No se puede criar a un hijo/a con los parámetros desobediencia a la autoridad, pero tampoco con el deseo de evitarles todo el sufrimiento como se viene haciendo desde finales del siglo XX.
En el siglo XXI, época de muchos cambios, se trata de que los hijo/as puedan aprender a pensar por sí mismos y de que confíen en sus propias posibilidades. Que se puedan convertir en personas autónomas. Esta seguridad interna es la mayor riqueza que un padre y una madre le puedan dar a un hijo/a.
Sin embargo, a pesar de tantos cambios, hay algo que permanece: la necesidad de un vínculo afectivo y seguro, con el bebé en un primer momento y con el hijo/a en las diferentes etapas del crecimiento para que pueda llegar a ser un adulto seguro.
El mundo moderno actual es un lugar que ofrece muchas ventajas pero también muchos retos.
Uno de los mayores retos en esta sociedad es la de cómo abordar la función de padres/madres en este mundo tan complejo y cambiante.
En ocasiones, la falta de tiempo para compartir con los hijo/as, la influencia creciente de los medios de comunicación y la falta de capacidad crítica, y la falta de dedicación o de conocimientos para mejorar como persona y ofrecer así a nuestros hijo/as un mejor modelo de conducta, contribuyen al malestar y a la génesis de dificultades. Los padres y madres emprenden la crianza y educación de sus hijo/as llenos de ilusión y entusiasmo. Pero también tienen dudas, se sienten desbordados, se angustian, viven las situaciones cotidianas con mucho peso y agobio, y tienen dificultad para manejar los límites y las normas.