Toma de decisiones
La toma de decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las alternativas o formas para resolver diferentes situaciones de la vida, estas se pueden presentar en diferentes contextos: a nivel personal, familiar, profesional.
Continuamente, a lo largo del día estamos tomando decisiones. La diferencia entre cada una de estas estará en el proceso o la forma en la cual se llega a ellas. La toma de decisiones consiste, básicamente, en elegir una alternativa entre las disponibles, a los efectos de resolver un problema actual o potencial.
La toma de decisiones está caracterizada porque una persona haga uso de su razonamiento y pensamiento para elegir una decisión a un problema que se le presente en la vida; es decir, si una persona tiene un problema, ésta deberá ser capaz de resolverlo individualmente a través de tomar decisiones con ese especifico motivo. En la toma de decisiones importa la elección de un camino a seguir, por lo que en un estadio anterior deben evaluarse alternativas de acción. Si estas últimas no están presentes, no existirá decisión.
Las decisiones nos atañen a todos ya que gracias a ellas podemos tener una opinión crítica.
Cada persona afronta la resolución de problemas de una forma diferente, basada en su experiencia y su historia de reforzamiento.
En el modelo de toma de decisiones de D ́Zurilla y Goldfried se consideran dos dimensiones:
1.- Una orientación al problema que incluye las creencias sobre el control que ejerce el individuo sobre la resolución de sus problemas. A su vez tiene dos factores basados en la teoría de la autoeficacia de Bandura (1997):
1.1.- La creencia en la autoeficacia en la resolución de los problemas. Basada en la expectativa de eficacia.
1.2.-La creencia que los problemas de la vida se pueden resolver. Basada en la expectativa de resultado
2.- Una serie de pasos que configuran un proceso ideal de resolución de problemas y toma de decisiones.
Es fundamental la orientación que la persona tenga ante el problema o la situación que se le presenta.
Si la orientación es positiva la persona:
- verá el problema como un reto
- será optimista en el sentido de que los problemas tienen solución
- Percibirá que tiene una fuerte capacidad para enfrentar los problemas.
- Y estará dispuesto a invertir tiempo y esfuerzo en su solución.
Una orientación negativa al problema implica ver los problemas como amenazas:
- Creer que son insolubles.
- Dudar de la propia habilidad para solucionarlos.
- Frustrarse y estresarse cuando se encuentran frente a un problema.
A modo de resumen podríamos afirmar que una orientación positiva al problema induce al sujeto a enfrentarse a él, mientras que la orientación negativa le prepara para evitarlo.