3. Aprender a convivir
Aprender a convivir y trabajar en proyectos comunes. Este es uno de los retos para este siglo, ya que la convivencia entre personas diferentes nos obliga a descubrir lo que tenemos en común y a comprender que todos somos interdependientes.
Sin embargo, para descubrir al otro antes tenemos que descubrirnos a nosotros mismos. El informe hace referencia a competencias, disciplina, método, y hábitos como el autoconocimiento, la empatía y la destreza social.
Aprender a vivir en comunidad. Favorecer una educación para la vida comunitaria, desde el ámbito familiar, es fundamental para que el niño/a aprenda a ejercitar la participación, la cooperación, el diálogo y la toma decisiones consensuadas y compartir los conocimientos y la vida, de forma que luego sea capaz de transferir estos aprendizajes a otros contextos sociales.
Asimismo es importante cuidar la convivencia en la propia familia. En una familia son muchas las diferentes situaciones que se pueden dar (como por ejemplo encargos familiares, situaciones propias de la vida de las familias, tanto positivas como negativas), y en esas situaciones es importante que los hijos e hijas practiquen la ayuda mutua, para que todos se sientan más felices y satisfechos, respetarse, interesarse por las ideas, problemas y preocupaciones de los demás, compartir los intereses. Asimismo resulta vital el aprendizaje de determinadas normas de cortesía, como enseñar a agradecer, pedir por favor las cosas, etc.
También puede hablarse aquí de la solidaridad entre los miembros de la familia.